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LA EXALTACIÓN DE FRANCO COMO CAUDILLO

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Franco era generalísimo de los tres ejércitos y jefe del partido único , jefe de Estado y presidente del Gobierno. También extendió su tutela indirecta hacia el poder judicial a través de los tribunales militares y la depuración de la carrera judicial. A ello contribuyó la desaforada propaganda laudatoria que se desencadenó en la posguerra. Su figura se rodeó de símbolos y lemas en los que se resaltan estos aspectos, así como sus presuntas virtudes militares y humanas, entre las que se destacaron su idoneidad para el mando y su religiosidad.

EL RESPALDO DE LA ENTRADA TRADICIONAL

  Los sectores políticos y sociales que aclamaban a Franco fueron los más vinculados a la España tradicional, es decir, los ámbitos católicos, las élites económicas, los círculos acomodados y los terratenientes latifundistas, así como amplios sectores de clase media y sectores populares recelosos ante las transformaciones políticas, económicas e ideológicas (especialmente en lo referente al papel de la Iglesia).